¡Dios nos bendiga!

Fragmento Muratori
En esta oportunidad voy a compartir lo que será una serie de listas en donde la iglesia de aquel entonces incluía los libros que ellos aprobaron, luego de ver los criterios que vimos antes (para ver los criterios, siga aquí) en el canon bíblico. Hay que tener mucho cuidado con no confundirnos con el lenguaje que usaban los primeros cristianos después de los apóstoles porque ello puede arrastrar a confusión. También hay que tener en cuenta y saber diferenciar entre los libros que ellos aceptaban y los libros que ellos veían y permitían de forma correcta que se leyesen entre los hermanos de la iglesia, pero el hecho de que ellos veían correcto que se leyera estos libros entre los hermanos, esto en sí, no es evidencia de que se aprobaran como inspirados en el canon.

Ludovicus Antonius Muratori
En esta oportunidad, veremos la primera y más antigua lista que poseemos, acerca de los libros que ya la iglesia a temprana edad aceptaba como inspirados, el cual lleva como nombre «fragmento de Muratori» o «fragmento Muratoriano». Es un fragmento porque parte de su material inicial se perdió y es donde se cree que se encuentra la mención a los 2 primeros evangelios (Mateo y Marcos), pues en el fragmento, el autor enumera como tercero el evangelio de Lucas, lo cual se entiende que si existe un tercero es porque el autor hizo mención de un primero y segundo también. Este fragmento es un fragmento en latín que posee 85 líneas que fue descubierto por Luigi Antonio Muratori, latinizado como Ludovicus Antonius Muratori, alias Lamindius Pritanius (Vignola, 21 de octubre de 1672 – Modena, 23 de enero de 1750).
Aunque este manuscrito en donde figura este fragmento sea del siglo VII d.C., la lista data del 170 d.C., debido a que se menciona el obispado de Pio I en roma, quien murió en el 157 d.C. La lista, como será evidente, no menciona algunos libros, pues unos pocos como la epístola a los hebreos, 2 Pedro y 3 de Juan, tardaron más para incluirse y aceptarse como libros inspirados por Dios y escrito por obreros calificados y llamados por Dios con autoridad apostólica. No es seguro aun si la mención de Pedro en la lista incluya por lo menos su primera epístola, pero lo que sí es seguro es que el autor reconoce que el apocalipsis de Pedro era un libro en disputa ya en ese entonces. ¿Que demuestra esto? Demuestra que el proceso de la inclusión y aceptación de los libros al canon era un proceso más antiguo que esta lista misma. El autor también hace mención de la sabiduría de Salomón la cual reconoce que no fue escrita por él, sino por sus amigos.

Biblioteca Ambrosiana
El fragmento de Muratori
… en éstos, sin embargo, él estaba presente, y así los anotó.
El tercer libro del evangelio: según Lucas.
Después de la ascensión de Cristo, Lucas el médico, el cual Pablo había llevado consigo como experto jurídico, escribió en su propio nombre concordando con la opinión de [Pablo]. Sin embargo, él mismo nunca vio al Señor en la carne y, por lo tanto, según pudo seguir…, empezó a contarlo desde el nacimiento de Juan.
El cuarto evangelio es de Juan, uno de los discípulos.
Cuando sus co-discípulos y obispos le animaron, dijo Juan, «Ayunad junto conmigo durante tres días a partir de hoy, y, lo que nos fuera revelado, contémoslo el uno al otro». Esta misma noche le fue revelado a Andrés, uno de los apóstoles, que Juan debería escribir todo en nombre propio, y que ellos deberían revisárselo. Por lo tanto, aunque se enseñan comienzos distintos para los varios libros del evangelio, no hace diferencia para la fe de los creyentes, ya que en cada uno de ellos todo ha sido declarado por un solo Espíritu, referente a su natividad, pasión, y resurrección, su asociación con sus discípulos, su doble advenimiento – su primero en humildad, cuando fue despreciado, el cual ya pasó; su segundo en poder real, su vuelta. No es de extrañar, por lo tanto, que Juan presentara de forma tan constante los detalles por separado en sus cartas también, diciendo de sí mismo: «Lo que hemos visto con nuestros ojos y oído con nuestros oídos y hemos tocado con nuestras manos, éstas cosas hemos escrito». Porque de esta manera pretende ser no sólo un espectador sino uno que escuchó, y también uno que escribía de forma ordenada los hechos maravillosos acerca de nuestro Señor.
Los Hechos de todos los apóstoles han sido escritos en un libro. Dirigiéndose al excelentísimo Teófilo, Lucas incluye una por una las cosas que fueron hechas delante de sus propios ojos, lo que él muestra claramente al omitir la pasión de Pedro, y también la salida de Pablo al partir de la Ciudad para España.
En cuanto a las cartas de Pablo, ellas mismas muestran a los que deseen entender desde qué lugar y con cuál fin fueron escritas. En primer lugar [escribió] a los Corintios prohibiendo divisiones y herejías; luego a los Gálatas [prohibiendo] la circuncisión; a los Romanos escribió extensamente acerca del orden de las escrituras y también insistiendo que Cristo fuese el tema central de éstas. Nos es necesario dar un informe bien argumentado de todos éstos ya que el bendito apóstol Pablo mismo, siguiendo el orden de su predecesor Juan, pero sin nombrarle, escribe a siete iglesias en el siguiente orden: primero a los Corintios, segundo a los Efesios, en tercer lugar a los Filipenses, en cuarto lugar a los Colosenses, en quinto lugar a los Gálatas, en sexto lugar a los Tesalonicenses, y en séptimo lugar a los Romanos. Sin embargo, aunque [el mensaje] se repita a los Corinitios y los Tesalonicenses para su reprobación, se reconoce a una iglesia como difundida a través del mundo entero. Porque también Juan, aunque escribe a siete iglesias en el Apocalipsis, sin embargo escribe a todas. Además, [Pablo escribe] una [carta] a Filemón, una a Tito, dos a Timoteo, en amor y afecto; pero han sido santificadas para el honor de la iglesia católica en la regulación de la disciplina eclesiástica.
Se dice que existe otra carta en nombre de Pablo a los Laodicenses, y otra a los Alejandrinos, [ambos] falsificadas según la herejía de Marción, y muchas otras cosas que no pueden ser recibidas en la iglesia católica, ya que no es apropiado que el veneno se mezcle con la miel.
Pero la carta de Judas y las dos superscritas con el nombre de Juan han sido aceptadas en la [iglesia] católica; la Sabiduría también, escrita por los amigos de Salomón en su honor. El Apocalipsis de Juan también recibimos, y el de Pedro, el cual algunos de los nuestros no permiten ser leído en la iglesia. Pero el Pastor fue escrito por Hermas en la ciudad de Roma bastante recientemente, en nuestros propios días, cuando su hermano Pío ocupaba la silla del obispo en la iglesia de la ciudad de Roma; por lo tanto sí puede ser leído, pero no puede ser dado a la gente en la iglesia, ni entre los profetas, ya que su número es completo, ni entre los apóstoles al final de los tiempos.
Pero no recibimos ninguno de los escritos de Arsino o Valentino o Miltiado en absoluto. También han compuesto un libro de salmos para Marción [éstos rechazamos] junto con Basildo [y] el fundador asiático de los Catafrigios.
Aunque no se conozca a ciencia cierta el autor de esta lista, y aun se disputa esto, es evidente que esta es de gran valor para la iglesia cristiana, pues muestra que ya desde temprano la verdadera lista de los libros que eran aceptados por todos era una preocupación de la iglesia, debido a la proliferación de sectas y libros herejes, lo cual dio como necesario saber cuáles eran los libros autentico e inspirados por Dios. Su más grande valor está en que cierra la brecha aún más, entre la escritura del libro inspirado y la pronta aceptación por la iglesia, colocándolos a todos antes del 170 d. C.