¿Existió Nazaret? Respuesta a Rubén Mosqueda Almanza

Creo, y puede sonar egoísta, que no existe área de estudio teológico donde se debe hacer más énfasis en aprender que la cristología. Todo cristiano debe procurar aprender todo lo que pueda, y esforzarse a aprender lo que “no pueda”, sobre Cristo, pues él es el centro del cristianismo. Dentro de esta área de estudio, surge en la parte que tiene que ver con su persona, un intenso debate sobre si este en verdad existió como un personaje de la historia. A todo esto se le conoce como el estudio del Jesús histórico, que no son más que los esfuerzos (de una falsa dicotomía entre el Jesús de la fe y el de la historia) para saber la realidad de un Jesús histórico libre del “embellecimiento teológico” y exageración que recibió por parte de la iglesia, la cual le atribuyó una deidad y poderes que nunca tuvo. Cabe señalar que este estudio ha servido de beneficio para la cristología objetiva, la cual ha podido presentar que el Cristo que existió en el siglo I d.C. es el mismo que presenta el Nuevo Testamento; y, que aun sin los textos del NT, podemos saber sobre él por medio de las referencias seculares sobre su persona y lo que hizo.

No hay que ignorar también como el estudio del Jesús histórico ha servido para alimentar los prejuicios de quienes dicen que este nunca existió, que es un plagio de los dioses mitológicos que son “salvadores del mundo”, haciendo lo mismo que Jesús hizo y mucho tiempo antes de él; o aquellos que afirman que Jesús sí existió como persona en la historia, pero que mucho de lo que dijo no lo dijo nunca, y mucho de lo que hizo nunca lo hizo sino que la iglesia se encargó de atribuirle cosas para sacar provecho de una especie de conspiración gubernamental para controlar las masas (teoría muy popular aun hoy, pero que carece de evidencia alguna).

Debo admitir que estoy fascinado con la Cristología en general y ha sido mí objeto de estudio por varios años ya todo lo que tiene que ver con el Jesús histórico. Esto me ha llevado incluso a formar parte de ciertos grupos de facebook en donde se debaten estos temas, siendo una en particular: “debatiendo sobre el Jesús histórico”.

Hace una semana ya que publiqué en ese mismo grupo un análisis a los evangelios como fuentes confiables biográficas sobre Jesús, en donde concluimos que estos no tenían razón para distorsionar la historia verídica sobre Cristo, y dejaron pruebas para ello, las cuales han sido comprobadas por el criterio de la vergüenza. A este post, el administrador del grupo, Rubén Mosqueda Almanza, comentó afirmando que no podemos confiar en ellos pues no son fiables históricamente, pues han “sido manipulados”, y prueba de ello son “las contradicciones que poseen”. De ahí en adelante comenzamos un intercambio, el cual paso a centrarse en la existencia de Nazaret, la que según él, no existen pruebas que confirmen que esta existió en la época de Jesús, la cual los evangelios mencionan que sí existió.

Lo que hare ahora es presentar las razones por la cual los arqueólogos han concluido que esta sí existió en la época de Cristo, y responderé a algunas objeciones que Rubén presenta, las cuales pretender descartar lo que afirmo.

Nazaret

Nazaret

Nazaret

Nazaret (sentido posible: reverdeciente, vástago, o protectora, guardiana), ciudad de Galilea (Mt 2:23) donde moraban José y María (Lc 2:39). Allí se crió Jesús (Lc 4:16), y allí paso la mayor parte de su vida (Lc 3:23; Mr 1:9); esta es la razón de que reciba el nombre de Jesús de Nazaret (Mt 21:11; Mr 1:24).[i] A esta ciudad es que nos referiremos en este artículo. Según Rubén afirma, no existe evidencia para la existencia de ella en la época de Cristo.

El argumento que Rubén sostiene, es el mismo que muchos críticos del cristianismo. Según Lee Strobel: “En un artículo titulado «Donde Jesús nunca camino», el ateo Frank Zindler observó que Nazaret no se menciona en el Antiguo Testamento, ni tampoco en los escritos del apóstol Pablo, ni en el Talmud (aunque se citan otros sesenta y tres pueblos de Galilea), ni en los escritos de Josefo (quien nombra otros cuarenta y cinco pueblos y ciudades de Galilea, incluyendo Jafa, que se encontraba a una milla al norte del Nazaret actual). Ningún historiador o geógrafo antiguo menciona Nazaret antes del siglo IV. El nombre aparece por primera vez en la literatura judía en un poema escrito alrededor del siglo séptimo d.C” [ii].

El Teólogo RT France describe a Nazaret como: “tan insignificante que su nombre no aparece en ninguna parte de la literatura judía hasta mucho después de la época de Jesús. Era un pequeño pueblo, dedicado en gran parte a la agricultura, al margen de las principales carreteras que corrían a la cerca ciudad helenística de Séforis, la capital de Galilea… Su población se ha estimado en entre 500 y 2000, y los restos de sus edificios no muestran ningún signo de riqueza en el período en cuestión. [iii] 

Rápidamente podemos notar un problema, pues al parecer la evidencia de la existencia de Nazaret en la época de Cristo brilla por su ausencia. Esto es lo que ha llevado a algunos a concluir que esta no existió en la época, sino mucho después, lo que sería un argumento incluso para proponer un fecha más tardía para la composición de los evangelios, llevándolos al siglo 2 o más. Pero, ¿podemos concluir esto?

El problema con la evidencia contra Nazaret en la época de Cristo

Hasta hoy, no he visto una evidencia textual, o de otro tipo, que afirme que Nazaret no existió en esta época. Esto es bueno, pues sería más complicado para nosotros contradecir esto que simplemente demostrar el error del argumento del silencio contra Nazaret. ¿Por qué afirmo que el argumento contra Nazaret es un argumento del silencio y qué implica esto? El argumento contra Nazaret es uno solo, y es uno que brilla por ausencia de evidencia de la época, y la ausencia de evidencia no es evidencia para la ausencia. Construir un argumento basado en el silencio, no es lógicamente correcto, y más cuando no se posee razones afirmativas que corroboren la ausencia.

Este tipo de argumentos seria valido si se poseen razones corroborativas para justificar la ausencia. Por ejemplo, la ausencia de evidencia de la existencia de un planeta entre la luna y la tierra es evidencia de que este no existe, y para corroborar esto se dan las siguientes razones:

  1. La gravedad se vería afectada y no sería la que se esperaría si no existiera tal planeta.
  2. Las mareas se verían afectadas, y no serían las mismas si existiera tal plantea.
  3. Etc.

Razones como estas corroboran la ausencia. De esta forma el argumento del silencio se hace válido y no una falacia lógica. Pero en el caso contra Nazaret no se poseen razones más allá de la misma ausencia o silencio de esta. Con esto en mente pasamos a recordar qué ocurrió en el pasado cuando se negó la existencia de personajes y pueblos que la Biblia menciona, solo por el silencio de textos fuera de esta, que corroboraran lo que dice. Recordemos que:

  1. Hasta que Hugo Winckler descubrió el imperio hitita (heteo) en 1906, muchos dudaron de la existencia de este pueblo que formaba parte de Canaán (Gn 10:15; Jos 1:4).
  2. Nadie creía en la existencia de los horeos, descendientes de Esau de Edom (Gn 36:20; Dt 2:12,22), hasta que Giorgio Buccellati descubrió en 1995 la capital horea debajo de la ciudad siria moderna de Tell Mozan.
  3. Los críticos se burlaban de La Biblia, pues se conocían “todos” los reyes de Asiria menos a Sargón (Is 20:1). En 1843, Paul Emile Botta encontró un emplazamiento virgen, al noreste de Nínive, donde luego excavó la universidad de Chicago, la cual publicó los detalles en 1930. En la actualidad, Sargón es uno de los monarcas asirios más conocidos [iv].

Todo esto sirve para ilustrar lo peligroso de un argumento basado en el silencio, pues la experiencia ha demostrado que al final, este termina siendo desfasado. Pero hay algo aun peor, todos estos argumentos (como el actual contra Nazaret) se construyen bajo la afirmación: “no hay evidencia fuera del texto bíblico para justiciar la existencia de X ciudad o persona”. No es que no exista evidencia textual sobre Nazaret, es que se descarta la que existe, exigiendo una externa que corrobore la actual. Pero, como ya vimos, la experiencia nos hace ver que este argumento es peligroso e injustificado.

Ahora, usemos este argumento para analizar un caso diferente al nuestro y veamos lo “solido” que puede ser. Muchos hemos oído y leído sobre Josefo. Estamos familiarizados con sus obras. Ahora, es bueno que se sepa que ningún otro escritor del primer siglo nunca menciona a Josefo o incluso la revuelta judía o guerra contra los romanos. No es hasta el siglo siguiente que los autores romanos incluso insinúan que hubo una lucha considerable contra los judíos en el siglo I d. C. Además, aunque los arqueólogos han recuperado restos de Galilea de algunas batallas, no han descubierto nada que haga la conclusión de que había una guerra real contra los romanos. Mordechai Aviam, arqueólogo distintivo para el este de Galilea en la oficina Akko de la Autoridad de Antigüedades de Israel, explica:

“El problema de los restos humanos de los campos de batalla de la rebelión es bien conocida. Además de Yodefat, tres de estos sitios han sido excavados: Masada, Gamla, y Jerusalén. Sólo muy pocos restos humanos se han encontrado en cada uno. En Masada, unos restos óseos fueron encontrados en el palacio del norte y algunos esqueletos completos fueron encontrados en una cueva debajo del acantilado (Yadin1966; Zias, Segal y Carmi 1994; Zias 1998). Desde Jerusalén, sólo se encontraron los huesos de un brazo humano (en la Casa Quemada; Avigad 1980: 123). Desde Gamla, una mandíbula humana (véase p. 151). Los hallazgos preliminares de Yodefat eran algo más numerosos, aunque no sustancialmente menos”. [v]

A pesar de esta falta de escritos contemporáneos  externos para la existencia de Josefo y la realidad de la primera revuelta judía, los escritos de Josefo siguen siendo las únicas fuentes del primer siglo sobre la historia de Judea en su conjunto. E. María Smallwood dijo esto: “Así, no sólo para la guerra del 66-70, sino también para la historia de la provincia de Judea, y de la historia de los reinados de Herodes el Grande, sus hijos y su nieto, Josefo se destaca prácticamente por estar solo, y debe ser juzgado por sus propios méritos”.[vi] A pesar del clamoroso silencio de los escritores judíos y romanos contemporáneos, prácticamente no hay   disputas sobre el historiador Josefo, que existió y que se produjo la primera revuelta judía. Si usamos aquí el criterio de que debe existir una fuente externa contemporánea a Josefo, que corrobore lo que dice, entonces hay que concluir que todo lo que este dice es falso. Pero, ningún erudito en el área concluye eso. Se acepta como válido el testimonio de Josefo, aunque no haya escritores contemporáneos que tan siquiera mencionen su nombre.

Si esto es el caso con Josefo, ¿Por qué usar un criterio diferente con los textos del NT?  ¿Por qué dudar del NT, si no se duda de otros textos, como Josefo, cuando se hacen las mismas conclusiones que se hacen con el NT usando el mismo método? Esto solo muestra lo falaz e irreal de la metodología. Hago público que a esto, Rubén me respondió: “los textos del NT tienen razones para ser manipulados, los demás no”. Me gustaría saber cuáles son esas razones y qué evidencia hay de ello.

Todo esto nos hace ver que el argumento contra Nazaret, del silencio, es falaz en sí mismo y nos llevaría a concluir absurdos que ningún erudito textual en su área se atreve a afirmar.  El punto es que no hay afirmación que diga que Nazaret no existía para la época de Cristo, sino silencio, para la cual no se debe suponer o aceptar como prueba para su no existencia.

Pero, si el silencio o ausencia de evidencia no es justificable ni plausible contra Nazaret en el siglo I d. C., ¿existe evidencia que nos haga concluir que sí existió como lo relatan los evangelios? Sí.

Evidencia de la existencia de Nazaret en el siglo I d. C.

La primera evidencia a favor de Nazaret en la época de Cristo viene de la entrevista de Strobel a McRay, donde dice:

“…Strange observa que cuando cayó Jerusalén en el año 70 d.C., los sacerdotes no se necesitaban en el templo porque había sido destruido, por lo tanto, se les envió a varios lugares, incluso a Galilea. Los arqueólogos encontraron una lista en arameo que describía los veinticuatro «cursos», o familias, de sacerdotes que fueron reubicados, y uno de ellos figura haber sido enviado a Nazaret. Eso demuestra que este pequeño pueblito debe haber estado allí todo el tiempo”… “hay excavaciones arqueológicas que descubrieron tumbas del siglo I en los alrededores de Nazaret, lo cual establecería los límites del pueblo porque según las leyes judías los entierros debían hacerse fuera del propio pueblo. Dos tumbas contenían objetos tales como lámparas de barro, vasijas de vidrio y jarrones de los siglos I, III Y IV”… “«A partir de las tumbas… se puede concluir que Nazaret fue un asentamiento fuertemente judío en el período romano»”… “Ha habido debates sobre la ubicación de algunas ciudades del siglo 1, tales como dónde está ubicada exactamente la tumba de Jesús, pero entre los arqueólogos en realidad nunca hubo mucha duda acerca de la ubicación de Nazaret. El peso de la prueba debe recaer en los que disputan su existencia”. [vii]

Strobel termina diciendo: “…Incluso el escéptico lan Wilson, citando los restos del período pre cristiano que se encontraron en 1955, se las arregló para admitir que «tales hallazgos sugieren que Nazaret debe haber existido en tiempos de Jesús pero no hay duda de que debe haber sido un lugar pequeño e insignificante»”.[viii]

Esto nos dice que contrario a las evidencias de Rubén y los críticos sí existe evidencia de la existencia de Nazaret en la época de Cristo, la cual era muy pequeña y no reconocida como las demás ciudades. El evangelio de Juan corrobora esto, cuando dice Natanael en Juan 1:46: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”.

Hasta este punto, vemos que arqueólogos han afirmado la existencia de Nazaret en dicha época, debido a los descubrimientos arqueológicos en la zona. Más recientemente, en 2009, se descubrió una casa en Nazaret, la cual data del siglo I, en la misma época de Cristo (Vea la noticia aquí). Esta casa demuestra la situación humilde de Nazaret en la época.

Antonio Piñero

Antonio Piñero

La ultima evidencia proporcionada por mí, y que la use con Rubén, viene de lo que Piñero afirma sobre Nazaret. Tome en cuenta que esta información fue publicada por el mismo Piñero en su cuenta de facebook. Como estamos viendo, todo parece indicar que los hallazgos arqueológicos confirman la existencia de Nazaret, contrario a lo que Rubén cree. ¿Existe razón para dudar de estos hallazgos? Tal evidencia debe de ser mostrada y no descartar la evidencia con un simple: “esto no es así”.

Pregunta: Esto es lo que dice (tomado de sin corregir):

Comentario del Facebook de Piñero, donde da su posición sobre la existencia de Nazaret

Comentario del Facebook de Piñero, donde da su posición sobre la existencia de Nazaret

Me gustaria saber que opina sobre la existencia de este pueblo en el siglo I porque de no ser contemporaneo con Jesus entonces seria un error llamarlo jesus de nazaret como dice en la biblia.

Respuesta:
Es esta una pregunta continua. No soy arqueólogo y por tato no he excavado personalmente en Nazaret. Pero me fío de los arqueólogos profesionales a los que se les ha planteado el problema mil veces. Y la respuesta es: Nazaret estuvo habitado desde el Neolítico. Siempre fue un poblacho muy pequeño. Para el siglo I existen restos arqueológicos pequeños pero suficientes para afirmar que estuvo habitado. Hay restos de al menos una suerte de alquería con un lagar y una prensa de aceite. Del resto puede ser que no haya restos, pues el asentamiento era mínimo.
Y ahora una consideración. Cuando analizamos los textos del Nuevo Testamento en busca de su historicidad el primero de los criterios filológicos que empleamos es el siguiente, llamado “criterio de dificultad”: Es muy probable que una tradición proceda del Jesús histórico cuando tal tradición causó muchos problemas a la Iglesia posterior que la transmite. No es lógico que ésta inventase tradiciones sobre Jesús que luego habrían de plantearle dificultades para explicarlas. Lo que no está de acuerdo en la figura de Jesús con las creencias posteriores de la Iglesia no puede haber nacido de ésta.
Un ejemplo: el bautismo de Jesús. A la Iglesia de finales del siglo I y a la del II causó problemas el hecho de que Jesús, Dios verdadero y por tanto sin posibilidad de pecado, fuera bautizado como un pecador por Juan Bautista para la remisión de sus faltas. Parece improbable que una historia tan molesta para los intereses teológicos de la Iglesia primitiva fuera un puro invento de ésta.
Y ahora aplicando este criterio al caso de Nazaret. Existiendo la tradición, basada sobre todo en Miqueas 5,1, a saber que el mesías habría de nacer en Belén, tenían que existir razones de tradición muy poderosas para afirmar que el mesías había nacido no en Belén, sino en Nazaret (Evangelio de Marcos y de Juan en contra de Mateo y Lucas que arreglan la tradición). Por tanto si lo de Nazaret fuera un mito, una mera construcción literaria habría sido una estupidez monumental por parte de dos de los evangelistas.
Luego lo más probable es que naciera en Nazaret (tradición imposible de ocultar) y que luego Mateo y Lucas cambiaran el lugar a Belén. Saludos.

La razón por la cual cité a Piñero fue porque notaba cierta inclinación por parte del grupo hacia él. Noten como el concluye y hace ver que Nazaret sí existió en dicha época.

Lo más curioso es que Rubén refuta este post, escrito el 2 de agosto, afirmando que Piñero le escribió una carta en donde le decía que no creía que Nazaret existía en la época de Cristo. No dudo de la carta, pero me parece extraño que 23 días antes de afirmar eso de forma confidencial, de forma pública admite que esta sí existió. ¿Raro? Bastante. Si la carta es real, y esa es su posición, le invito a afirmarlo ahora de forma pública.

Aun sin la cita de Piñero, es claro que poseemos evidencia arqueológica de la existencia de Nazaret en la época de Cristo. Esto hace mí afirmación de que sí existió, justificable; contrario al silencio de Rubén, pues necesita justificar su argumento con evidencia, no con silencio, lo cual es una falacia lógica.

Conclusión

Con tan solo un poco de evidencia afirmativa que corrobore el texto del NT de forma externa, concluimos que Nazaret sí existió en el siglo I. El peso de esta evidencia es mayor que el silencio de Rubén y los críticos.

Aun si no existiera evidencia externa para corroborar los evangelios, al igual que con Josefo, no existe razón para descartar los textos del NT, a menos que se demuestre lo contrario, pues si estos afirman que este pueblo existió en esa época, se necesita evidencia en contra para afirmar lo contrario. La ausencia de evidencia no es justificable. Así, concluimos que Nazaret sí existió en el siglo I, y que se necesita evidencia que refute los hallazgos arqueológicos y la fiabilidad de los textos del NT.

Bibliografía

[i] Samuel Vila y Santiago Escuain. Nuevo diccionario bíblico ilustrado. Ed. Clie, 1985. Pág. 803.

[ii] Lee Strobel. El caso de Cristo. Pág. 119.

[iii] RT France. La evidencia de Jesús. London: Hodder & Stoughton, 1986. Pag.143.

[iv] Ted Cabal y varios. Biblia de estudio de apologética. Ed. Holman. Pág. 1052.

[v] Mordechai Aviam, «Yodefat /Jotapata: La Arqueología de la primera batalla, en la primera revuelta judía: Arqueología, historia e ideología. Londres y Nueva York: Routledge, 2002). Pag. 130.

[vi] Josefo. La Guerra de los Judíos, trans. GA Williamson, revisado con una nueva introducción, notas y apéndices, por E. María Smallwood. Pág. 19.

[vii] Lee Strobel. El caso de Cristo. Pág. 120.

[viii] Ibid. 120

3 comentarios en “¿Existió Nazaret? Respuesta a Rubén Mosqueda Almanza

  1. Mario dijo:

    En efecto, don Antonio. Yo acabo de salir de ese mismo grupo, como protesta de una censura que Ruben Martín Mosqueda Almanza llevó a cabo contra una integrante, frente a la cual, don Mosqueda se vio impotente para responderle.

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  2. Gabriel Wüldenmar Ortiz dijo:

    Este señor Mosqueda sigue fielmente la tesis masónica sobre Jesús de Nazareth, punto por punto, a pesar de que los estudiosos no lo toman en serio. Miente sin problemas, por ejemplo diciendo que se ha leído mis libros sobre Jesús cuando es evidente y cierto que no lo ha hecho, o por ejemplo, cuando me indicó un libro que, según respalda su tesis sobre el “Jesús mítico”, cuando tal libro no dices eso. así que no me extraña que mienta sobre Nazareth, como leo aquí. He tenido conversaciones públicas con él en que este señor expresaba un odio y un desprecio horribles hacia Dios, con las más feas blasfemias, siguiendo claramente el guión marcado por la agenda luciferina (heroificación de la rebeldía anti-Dios). Preguntado por otra persona sobre sus creencias, se negaba a responder, y yo señalé estos hechos. Inmediatamente me censuró, expulsó del grupo y me bloqueó. No tiene escrúpulos.

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