En la primera parte de esta serie de “consejos para nuevos apologistas”, decíamos que había que tener cuidado con la evidencia que tomamos para defender nuestra fe, pues en la web abundan informaciones fraudulentas.
En esta oportunidad, vamos a ver la frustración que se puede manifestar en nuevos apologistas, al ver que por más defensa que presenten del cristianismo, no obtienen resultados.
Lo primero que hay que entender es el fin que buscamos a la hora de hablar sobre la veracidad del cristianismo. ¿Qué buscamos? Es la pregunta que con la respuesta sabremos ¿Qué esperamos? La apologética no es una super evangelización, sino una herramienta o arte que en determinado contexto usamos para quitar las dudas que puede haber y que impiden aceptar el cristianismo. Sí hay personas que por estas dudas no aceptan el cristianismo, en cuyo caso, la apologética es muy útil para quitar esas dudas. Pero, debemos recordar que el trabajo de convencer no lo hacen las evidencias, sino el Espíritu Santo de Dios. Nosotros no convertimos a las personas, lo hace el Espíritu Santo. Entonces, ya sabemos que buscamos quitar dudas o piedras en el camino que impiden llegar a Cristo.
2 Corintios 10:4-5:
“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…”
Conociendo que queremos, sabemos que esperamos. Sí, queremos ver resultados. Queremos ver que nuestro oyente acepte a Cristo, luego de escuchar las razones de por qué hay que ser cristiano, pero no es lo que deberíamos esperar en sí, luego de una defensa. Lo que sí debemos esperar es que ya no haya dudas acerca de la existencia de Dios y de la resurrección de Cristo, eso es lo que sí debemos esperar. Eso es lo que trabaja la apologética. Esperar algo que esta no produce es como esperar que de unas semillas de mango nazcan uvas. Por esta razón surge en muchas ocasiones una frustración al no ver resultados, pero esa frustración está basada en una creencia errónea, no en lo que sí puede hacer la apologética. Nosotros mostramos el camino, y podemos decir también, las razones por la cual seguir ese camino, pero si Dios no trabaja en esa vida y esta toma la decisión de tomar ese camino, esta no es razón para frústranos.
Creo que la frustración que se manifiesta en los nuevos apologistas es debido a que han dado a este arte un resultado que no produce ni busca en sí, y al no verlo, surge este estado de frustración. Conociendo lo que sí debemos esperar luego de una defensa de la fe, evitaremos esta situación tan incómoda.
¡Dios les bendiga!