Antes de tan siquiera comenzar a responder, es bueno que se establezca la razón por la cual estoy escribiendo. ¿Por qué se escriben artículos como este? Si en un espacio aislado se maneja una mala información sobre el cristianismo, puede ser que alguien, al igual que yo, responda para corregir la mala información, aunque no siempre pasa, pues un espacio aislado es un espacio aislado. Ahora, cuando es en un medio público, como en este caso, un periódico de circulación nacional y de acceso bastante fácil (el diario libre tiene la particularidad de ser gratuito y de mucha aceptación hasta donde he visto), si se llegara a manejar una mala información, es necesario que se corrija, pues todo aquel que leyó el artículo del periódico, si desconoce del tema, va a creer algo que no es verdad, y tendrá una imagen distorsionada de la realidad. Por publicarse una visión distorsionada de la realidad acerca del cristiano y la sociedad, en este distinguido periódico nacional, es que me tomo el atrevimiento de hacerle unas correcciones modestas a Adriano M Tejada, quien redactó dicho artículo en la sección: “antes del meridiano”, el día 15 de Julio de 2015. No pretendo faltarle el respeto a su persona, solo corregir unos datos no verdaderos acerca de la cosmovisión cristiana, pues la que él conoce o maneja no es correcta, y como su deseo es informar, para una próxima ocasión (sabiendo la información correcta ya) informará mejor a la población nacional que lee este distinguido periódico.
En este post voy a enumerar los errores del señor Tejada, para corregirlos uno por uno. Este será nuestro formato.
- Desconoce que los deberes civiles de un cristiano son comunes a un no cristiano.
Un cristiano no está llamado a vivir según los dictámenes de su religión. Está llamado a vivir un vida de acuerdo a los valores y deberes morales objetivos, que sí existen y están fundados ontológicamente en Dios. No es algo especial para un individuo, son valores y deberes morales que todos los hombres pueden percibir y están llamados a vivir conforme a ellos. Así como su experiencia sensorial le dice que existe un mundo exterior de objetos físicos fuera de su mente, así mismo la experiencia moral, le dice que existen valores y deberes morales objetivos, que hay cosas buenas y acciones correctas; como hay cosas malas y acciones incorrectas. De estos deberes morales es que se deriva la responsabilidad de hacer lo correcto, y hacerlo no depende del sujeto, sino de los deberes morales objetivos. No existen normas cristianas, todos estamos bajo el mismo compromiso moral (Romanos 2:14-15), la diferencia es que unos hacen caso, otros no.
En ese mismo orden, no existen deberes civiles cristianos. Como miembro de esta sociedad se me acreditan deberes, pero también derechos. Como miembro de esta sociedad me someto a las leyes de ella, y mi “religión” no se interpone en ello. Ahora, lo que no solo mi religión me prohíbe, sino que también mi experiencia moral, como la de usted; es a someterme a leyes que atentan contra la objetividad moral. Sí, los cristianos son llamados a ser modelos sociales, que hayan algunos que no lo sean no quiere decir que no somos buenos para ello, pues argumentar así sería cometer la falacia lógica de la composición. Pero, no solo nosotros tenemos que ser modelos, sino usted como miembro de esta sociedad, como figura pública, como padre de familia, etc. Y, lo que modelamos no son normas subjetivas, sino objetivas, las cuales son universales para todo ser humano que no esté incapacitado de su experiencia moral.
- Cree que apelar a la objetividad moral es imponer un punto de vista.
Usted afirma erróneamente que abogar por algo que tenemos en común es imponer nuestro punto de vista, pero curiosamente usted impone su punto de vista al decir: “¿debe un cristiano influir de tal manera en los poderes públicos que una sociedad secular se convierta en religiosa?”. ¿No es imponer su punto de vista si piensa así? ¿Por qué un cristiano no debe hacer eso? No hay razón para ello, y lo que usted presenta para justificar este punto es una mala exegesis del texto bíblico, que más adelante corrijo.
No se trata de hacer religiosa una sociedad secular, sino que se trata de que una sociedad “secular” apele a la razón, y la razón nos dice que existen valores y deberes morales objetivos, y negarlos, sería caer en el relativismo moral, el cual no existe, y su punto lo demuestra, pues si la moral es relativa, todo su texto se cae por sí solo.
Oponerse rotundamente a una ley sexual con muchos errores que abre puertas a otras cosas, y que no pudo defender uno de sus “proponentes” en un debate público, llegando incluso a romper el proyecto y querer comenzar de nuevo; no es imponer nuestro punto, es decir: moralmente es incorrecto y hay que sentarse a revisar el proyecto, y el gesto del señor Paredes, quien desconocía términos que “el mismo escribió”, lo demuestra.
No imponemos nuestro punto a la sociedad, como ciudadanos, tenemos derecho a procurar que la sociedad marche moralmente bien. Que seamos nosotros, los “religiosos”, que lleven la lucha en contra, no dice nada de imponer una postura religiosa; como no fue imponer una postura “negrista” la lucha del Dr. Martin Luther King, Jr (Cristiano, por cierto).
- Cree que Jesús se desligo de sus deberes sociales.
Decir que Mateo 22:20-21 (donde el Señor Jesús dijo que demos al César lo del César) es evidencia de que el cristiano debe alejarse de asuntos sociales, es ignorar el contexto del texto e ignorar toda la vida de Jesús.
El pasaje dice: “Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios (Mateo 22:17-21)”.
El contexto del pasaje nos dice que para atrapar a Jesús en una de sus palabras, se le pidió que diera respuesta a una pregunta que, sin importar lo que responda, iba a causar que las personas no crean que Jesús era el Mesías prometido a Israel. Los judíos de la época esperaban a un Mesías político, un líder revolucionario que los libraría del yugo romano. Jesús no parecía querer hacer esto, pero aun así lo seguía mucha gente. Llenos de celo, los líderes religiosos de la época querían sorprender a Jesús con su respuesta a la pregunta del tributo que, como pertenecientes a un imperio que los subyugaba, tenían que pagar. Si Jesús decía: “no, no hay que pagar tributo”, los líderes religiosos podían acusar a Jesús de ser un líder que quería dar un golpe al César, y comenzar una revolución. Si Jesús decía que sí, entonces ellos iban a decir: “¡Ven, este no es el Mesías de Israel, pues nuestro Mesías nos libraría de esta opresión, y no colaboraría con ella!”. Es aquí donde entra la sabia respuesta de Jesús, pues conociendo esta malicia, da una sabia respuesta, que no es ni la una ni la otra, sino todo lo contrario a lo que usted, señor Tejada, cree, pues Jesús afirma el compromiso social y el compromiso con Dios.
Para demostrar el compromiso de nuestro Señor con la sociedad, Mateo 17:24-27 nos dice:
“Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, vé al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti”.
Como vemos aquí, el señor no solo cree que hay que pagar tributos, sino que lo hace.
Cuando Jesús dice que su reino no es de este mundo, y que nosotros, los cristianos tampoco somos de este mundo, no dice que no nos involucremos en él, sino que no somos, ni debemos ser conforme a la moral no objetiva que se quiere plantar en esta sociedad (en este mundo).
- Cree que tolerancia es igual a decir que todos los puntos de vista son iguales.
En esta sociedad posmoderna se cree que tolerancia es sinónimo de que todos los puntos de vista son iguales y verdaderos. Pero esto es un error, pues hay una diferencia objetiva entre algo que es verdad, y lo que no lo es. Estoy seguro que usted cree que existe una diferencia moral objetiva entre la vida moral de Hitler y María Teresa de Calcuta. Nosotros respetamos todos los puntos de vista, lo que no hacemos es decir que son igual de verdaderos que todos. Decir que esta ley sexual no es correcta, no es ser intolerante, sino que es no ser irracional. Note que en todo este escrito solo he apelado a la objetividad de la razón como referente al que guiarnos, pues con esto, es más que suficiente, pues esta se deriva de un Dios que sí existe, crea en él o no la sociedad “secular”.
Tolerancia no es lo que usted cree. Abogamos por la imposición de lo racional, que es el referente para aprobar leyes y demás cosas.
Es un error creer que por ser mayoría se impone algo, o se dice que es verdad. La verdad de algo no depende de la cantidad de personas que crean en ello o lo acepten, esto sería una falacia lógica ad numerum. La verdad de algo depende de sí corresponde o no con la realidad objetiva.
- Comete un la falacia del falso dilema.
Usted dice, argumentando, que aceptar nuestra “imposición” es imponer una sociedad árabe, y que lo contrario, lo que debería de ser, es una sociedad secular. Es un falso dilema porque ni la una ni la otra, esas no son las únicas opciones, pues está la sociedad que vive conforme a la moral objetiva, que no es un estado árabe, ni una sociedad secular.
Esto demuestra que sí hay una tercera opción.
No demandamos que la sociedad viva principios bíblicos, sino que si vive de acuerdo a la moral objetiva, la cual cualquier ser humano normal puede percibir, vivirá correctamente. Esto sí demandamos, y apelar a la razón no es imponer principios bíblicos. Creo que todo su escrito se basa en una falacia ad hominem, pues no ataca una postura, ni expone el por qué estamos mal, sino que ataca el atrevimiento de “imponer” lo correcto.
Queremos que la sociedad marche conforme a lo racional, y lo racional es marchar conforme a los valores y deberes morales objetivos.
¡Dios le bendiga!
hey pero que buenas respuestas.
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Que bueno que las hayas considerado así, mi hermano. Gracias por comentar.
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